Dra. Rosa Moltó

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Es mi turno, me gustaría presentarme

Desde los seis años he sentido la necesidad de averiguar por qué suceden las cosas. Confieso que sigo con esa curiosidad insaciable, con el mismo deseo que tenía entonces de saber cómo surgían las olas, cómo navegar con la vela latina, por qué crecían las plantas…leía mucho, llevaba siempre en la bici una mochila con lápices y un cuaderno para apuntar. Era, es la magia de los descubrimientos, de los avances, de las emociones con cada uno de los misterios desvelados.

Llegar hasta este lugar del planeta online ha sido una aventura vital, un esfuerzo enorme, un reto contra viento y marea. He arrancado mi camino virtual con la decisión firme de compartir todo lo que he aprendido en este largo, a veces duro y a la vez infinitamente feliz viaje al que todavía le quedan muchas etapas.

Me engancho desde aquí a la red, el mejor invento de la Historia en la expansión e intercambio del conocimiento. Y es ahí donde me sitúo, en la Medicina del siglo XXI, en esa medicina que contempla al ser humano como un todo integrativo y único y que gracias a Internet, a los ordenadores y al hito del Genoma está cambiando el paradigma de la salud, la calidad de vida y la longevidad. Con más de medio mundo conectado, mi compromiso con el bienestar físico, psíquico y social de las personas es hoy más fuerte que nunca.

Y soy consciente de que ésta no es una apuesta sencilla pero jamás he elegido desafíos fáciles. Y no me arrepiento. Al contrario, confieso que de alguno de esos retos me siento especialmente orgullosa por lo que ha significado, por lo que ha servido y sirve todavía hoy. Hablo de mi paso por el IVO -el Instituto Valenciano de Oncología- como miembro del equipo que informatizó la historia clínica del screening del Cáncer de Mama. Allí hice la tesis sobre el valor diagnóstico de las microcalcificaciones senográficas describiendo las características que inducían la sospecha de malignidad o benignidad y las pautas a tomar. Bajo ese criterio se han podido detectar carcinomas «in situ» (etapas muy precoces de la lesión), lo que ha supuesto un mejor tratamiento y supervivencia de muchas mujeres.

Dallas fue mi segundo gran objetivo. Soy muy empeñada y me marché a EEUU con poco inglés y buen currículum con el fin de formarme allí como inmunóloga. Ese era mi sueño y lo cumplí.

Aquellos cuatro años fueron muy provechosos, sobre todo para convertir la inmunología en mi pasión y para que al volver a España (me casé) me abrieran las puertas del Departamento de Patología del Profesor Llombart en la Facultad de Medicina de Valencia.

"Bajo ese criterio se han podido detectar carcinomas "in situ" (etapas muy precoces de la lesión), lo que ha supuesto un mejor tratamiento y supervivencia de muchas mujeres."

Nunca he dejado de estudiar, ni siquiera cuando tuve un grave accidente que me obligó a estar en cama durante mucho tiempo y para el que mis colegas no veían solución. Era disciplinada con todo lo que me decían y cada vez me sentía más debilitada, sin esperanza. Tenía dos hijas y un marido a los que adoraba, una profesión a la que había dedicado miles de horas de preparación, me quedaban tantos viajes por hacer, tantas correrías, tanto disfruté que decidí apostar por mí y hacer lo imposible por mi curación. Y lo conseguí. Pero ese sendero de la enfermedad y a veces del desaliento fue una lección constante en la que no dejé de tomar ni una sola nota, de integrar un solo dato, de investigar a fondo los procedimientos que en mí estaban dando resultados prometedores.

No sé en qué momento de aquella etapa obtuve la respuesta, solo recuerdo el rotundo propósito de ayudar a personas con problemas, poniendo en práctica con ellas todo lo que sabía y había aprendido conmigo misma.

La primera regla, la de oro, que la vida no es rígida, es una caña de bambú, que el ser humano es imperfecto y por tanto capaz de adaptarse a los cambios y que en medicina no hay verdad absoluta sino verdad individualizada. Y que en algún momento de nuestra existencia aparece un tsunami pero hay gente que surfea. Eso es. ¿Cómo lo hacen?

"La vida no es rígida, es una caña de bambú, el ser humano es imperfecto y por tanto capaz de adaptarse a los cambios"

Un problema que se anticipa está parcialmente resuelto. Ese es el valor inestimable de la Medicina del siglo XXI , prevenir, adelantarse. No se trata sólo de los genes que heredamos sino de lo que hacemos con ellos. Ya no es la Genética, es la Epigenética la principal diana predictiva, esos factores que pueden disparar o silenciar las posibilidades de padecer una enfermedad. Mi enfoque ha mirado desde siempre en esa dirección.

Porque somos responsables de llevar una vida sana, de movernos, de comer bien, de dormir con un sueño reparador, de mantener sincronizado nuestro reloj biológico. Responsables del 70% de nuestra salud, de escuchar a nuestro cuerpo, de controlar ese tipo de estrés adictivo que nos convierte en “workaholics”. De no hacer nada para evitar todo esto que nos enferma.

Una persona envejece en la medida en que no es capaz de superar la frustración, ni de tener pasiones, de experimentar, de preocuparse por los demás…envejecemos cuando no estamos dispuestos a modificar hábitos que nos hacen daño.

Estás a tiempo, el mejor momento para empezar a cuidarte es ahora mismo. Nada cambia, pero si tú cambias todo cambia.

Gracias por haber leído hasta el final esta declaración de intenciones. Me siento ilusionada y comprometida.

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