A lo largo de millones de años de evolución el ser humano desarrolló una intensa actividad física. “Cazar al mamut”, sobrevivir en medio de tantos elementos hostiles requería un gran esfuerzo y eso fue adaptando maravillosamente la manera en que funciona el organismo.

Al homo sapiens del siglo XXI se le ha olvidado que el cuerpo necesita estirarse y contraerse, necesita saltar, correr, empujar, subir pendientes, levantar peso, gatear… Se le ha olvidado que el equilibro de su mente precisa del ejercicio para encontrar bienestar y salud. La falta de actividad física es causa directa de muchas de las enfermedades crónicas que afectan a las sociedades modernas.

Moverse es uno de esos hábitos que hemos de integrar en nuestro día a día y hacerlo el resto de nuestra vida. Tan importante como alimentarse, tan productivo como la preparación intelectual, tan eficaz como la más atinada medicina…la actividad física que desarrolles, tengas la edad que tengas y en consonancia con tus condiciones individuales, con tu perfil genético, va a proteger tu ADN y a activar factores de longevidad.

Pero sobre todo va a hacer que te sientas mejor, que te gustes más , que seas más feliz.

Dra. Rosa Moltó

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